Mi trabajo busca ir más allá de la simple captura de imágenes. En la fotografía callejera, mi objetivo es mostrar que lo cotidiano puede transformarse en un universo lleno de significado. Las calles, sus personajes y sus momentos fugaces son escenarios que, lejos de ser comunes, contienen una riqueza visual y emocional profunda. Me interesa demostrar que, en lo aparentemente ordinario, se esconden narrativas potentes que merecen ser contadas desde una mirada distinta. En el retrato, me muevo con una sensibilidad especial hacia las emociones. Me interesa retratar personas de una manera honesta, buscando reflejar sus estados internos sin artificios. Cada rostro tiene una historia, y a través de la cámara, intento captar ese instante en el que la verdad emocional se revela. Quiero que quien vea mis retratos pueda sentir, empatizar y conectar con las personas que están frente al lente. En el ámbito documental, mi intención es observar con atención, involucrarme con respeto y contar lo que sucede sin intervenir en la escena. Es una forma de preservar la autenticidad del momento, dándole valor a las historias reales que muchas veces pasan desapercibidas. ¿Qué estilo me define como fotógrafo? Mi estilo está fuertemente influenciado por lo conceptual. En cada una de las ramas que exploro —ya sea la calle, el retrato o el documental— busco incorporar una capa simbólica, una intención detrás de cada imagen. Me interesa que mis fotografías no solo comuniquen lo que se ve, sino también lo que se siente o se intuye.